W. B. Yeats en argentino
Un diálogo de 40 años
por Osvaldo Picardo
La traducción poética debe ser uno de los tantos dramas íntimos de la poesía. Rodeado de debates formales y hasta políticos, la cuestión de la copia fiel a su original parece continuar desde las traducciones homéricas, pasando por las poesía china de Pound, hasta las más deslucidas de Bukowski. Todo demuestra que no hay una sola y única manera de traducir. Es una amplia zona de interpretaciones, mutación y traiciones donde no todos los poemas resisten indemnes el paso de una a otra lengua y de una a otra época. Bien se podría afirmar que es la prueba de fuego a la que se somete el hierro de la poesía en manos de las nuevas generaciones.
No pocos poetas argentinos fueron una suerte de aduaneros literarios que facilitaron o negaron el conocimiento de grandes autores extranjeros que así llegaron -o no- a ser leídos con una voz familiar y entrañable.
Y tal como se quejan algunos buenos amigos, la reactivación de la industria editorial española y la imposición de su norma lingüística, viene naturalizando no sólo un canon ajeno y distante sino “lo barato que resulta no pagar derechos”, conviertiendo a las traducciones argentinas en un borrador para que castizos correctores las hagan “legibles”.
No deja de ser bien cierto, aunque tampoco deja de ser una generalización injusta con respetables traductores españoles -pienso en Cernuda, en Valente, en Jordi Doce, en Colinas, en Gallego Roca, en Riechmann, etc. También -hay que decirlo- ha sido una metodología muy all´uso nostro, si hacemos caso a lo que Sarlo cuenta del Spivacow y el legendario Centro Editor de América Latina. La autora de “Una modernidad periférica” confiesa en un arrebato de sinceridad que en muchas ocasiones se arreglaban las traducciones para esconder a los traductores originales. La crítica recuerda su trabajo como directora de la colección de “Biblioteca Fundamental del Hombre” donde a veces, se aplicaba “ese famoso método inventado por el Centro Editor...: “se tomaba una vieja traducción y se le hacía una corrección de estilo exhaustiva para que no pudiera ser reconocida, a veces se trabajaba a partir del original, y a veces sin él”.
Tales usos y abusos no pueden hacer desestimar la enorme labor intelectual que tuvieron nuestros editores y traductores en la historia cultural argentina. Gran parte de mi formación como buen lector y algo de escritor se debe a esas colecciones y libros deshojados y amarillos que fui adquiriendo, cuando no existía Mercado Libre, en abandonadas bibliotecas o librerías de calle Corrientes. Así conocí las traducciones de Apollinaire o de Lubicz Milosz que hizo Lysandro Z. D. Galtier quien también fue el compilador de los tres volúmenes de “La traducción literaria”, una invalorable historia de este métier en la Argentina. La lista es larguísima y atravesada por las lenguas de uno y otro continente: Oliverio Girondo y Enrique Molina tienen una versión inolvidable de “Una temporada en el infierno”; y la lista de ejemplos sigue con Silvina Ocampo, con Bianco, con Borges, con Pezzoni, con Girri entre otros que estuvieron vinculados con la prestigiosa revista Sur; y después con la extraordinaria irrupción de Raúl Gustavo Aguirre con la revista “Poesía Buenos Aires” que renovó la manera de leer y escribir en la Argentina. Lo demás es historia reciente y no por conocida es menos respetable.
Por eso, es para celebrar la traducción de uno de los grandes poetas irlandeses del siglo XX que Alción Editora acaba de publicar, en Córdoba: “Poemas Completos”, de W. B. Yeats (1865-1939), con traducción, presentación y notas de Eduardo D'Anna, también dramaturgo, narrador y poeta cuyo último libro de poesía es “Diario secreto de Marco Polo” (Alción, 2011).
W.B.Yeats, conforma junto a T.S. Eliot y Ezra Pound un trío insustituible cuando se habla de poesía en lengua inglesa o se reflexiona sobre la contemporaneidad desde una mirada y un pensamiento en el que se combinan la tradición y la modernidad. El autor del memorable poema “Navegando hacia Bizancio” fue un irlandés comprometido con las luchas nacionales de fines del XIX, senador del recién constituido estado de Irlanda en 1922 y premio Nobel en 1923. Su obra es vastísima. Escribió además de poesía, teatro, memorias, ensayos, panfletos, prólogos, cartas y hasta reglamentos para sociedades secretas.
La edición cordobesa de Alción, reúne por primera vez, su poesía completa. Hasta ahora, creo que, en el país, sólo contábamos con el trabajo prolijo y autorizado de Delia Pasini, una antología bilingüe publicada en Losada en su colección 70 años.
El poeta irlandés había sido recientemente abordado en España, por Antonio Rivero Taravillo, en una edición bilingüe de Pre-Textos (2010); así como en otra edición de Lumen (2005), con prólogo de Seamus Heaney y traducción rimada de Daniel Aguirre. Otros intentos fueron los de Alianza (1990) con una difícil traducción de Enrique Caracciolo Trejo. Las demás ediciones han sido de poemas sueltos o de alguno de sus libros como es el caso de “La escalera de caracol” de Linteo (2010) en la traducción de Antonio Linares Familiar; o “Los cisnes salvajes de Coole” y “La Torre” de ediciones DVD, en traducción ambos de Carlos Jiménez Arribas. Como vemos tras una somera revisión de ediciones y traducciones, la Argentina viene perdiendo por goleada contra el excelente equipo de la Real Academia Española. El ingenioso trabajo de D´Anna nos devuelve ahora la posibilidad de la revancha.
El hecho mismo de una traducción habla de la historia secreta de un encuentro. El encuentro entre Yeats y D´Anna, nacido en 1948, nunca prodría haber tenido lugar, por más viejo y andariego que se considere al rosarino. La coincidencia fue a partir de la experiencia de hace más de 40 años, que el traductor obtuvo cuando colaboraba en la legendaria revista Lagrimal Trifurca. En una nota al pie de la introducción (p. 11), D´Anna cuenta el significativo equívoco de poetas y editores a raíz del poema traducido en la revista y que llegó a manos del poeta chileno Jorge Tellier. “Es evidente que a Tellier le gustó el poema (y mi traducción) –dice D´Anna-, pues la misma con ligeros e insignificantes retoques, estaba entre sus papeles póstumos”. De ese modo, fue tomado por un texto del poeta chileno y como tal se publicó editado por Colihue en Bs.As., en 1999.
El equívoco ilustra con claridad de qué modo extraño se puede confundir un poema traducido con uno original, o como dice el español Sánchez Robayna: “lo que debe interesarnos es que un poema lo sea de verdad, es decir que ese poema sea un buen poema, haya sido o no fruto de la traducción”. D´Anna, como poeta, ha alcanzado esa proximidad por la cual se confunde copia y original.
Y hay otra proximidad también. La de un autor y su traductor. Puede ser que se conozcan o no, que sean contemporáneos o no, pero esta segunda proximidad hace que muchas traducciones por modestas o rudimentarias que sean, pongan en evidencia las carencias de la propia lengua y empujen a inventar las equivalencias necesarias. Es un proceso en que el diálogo entre dos culturas termina por hablar en una nueva lengua.
La forjada para esta edición de Poemas Completos, logra un Yeats tan cercano que lo oimos nuestro y entrañable.
Dos versiones argentinas para un mismo poema de Yeats
El paso del tiempo ilustra con claridad el problema de la traducción y el lenguaje poético. Como decía Borges hablando en 1932 de las versiones homéricas: “ Ningún problema es tan consustancial con las letras y con su modesto misterio como el que propone la traducción”.
Aquí comparamos solamente dos versiones del poema “Long-Legged Fly” de Yeats en las versiones de Alberto Girri y Eduardo D´Anna.
Osvaldo Picardo
Moscas de largas zancas
Para que la civilización no se hunda,
perdida su gran batalla,
haz callar al perro, ata el potrillo
a un poste distante.
César, nuestro amo, se halla en la tienda
donde los mapas están desplegados,
sus ojos fijos en el vacío
y una mano bajo el mentón.
Como una mosca de largas zancas sobre el río
su mente se mueve en el silencio.
perdida su gran batalla,
haz callar al perro, ata el potrillo
a un poste distante.
César, nuestro amo, se halla en la tienda
donde los mapas están desplegados,
sus ojos fijos en el vacío
y una mano bajo el mentón.
Como una mosca de largas zancas sobre el río
su mente se mueve en el silencio.
Para que las insuperables torres sean quemadas
y los hombres memoren el rostro,
muévete lo más suavemente posible, si debes hacerlo
en este solitario lugar.
y los hombres memoren el rostro,
muévete lo más suavemente posible, si debes hacerlo
en este solitario lugar.
Ella piensa, en parte mujer, tres parte niña,
que nadie la mira; sus pies
ensayan un paso de baile
aprendido en la calle.
Como una mosca de largas zancas sobre el río
su mente se mueve en el silencio.
que nadie la mira; sus pies
ensayan un paso de baile
aprendido en la calle.
Como una mosca de largas zancas sobre el río
su mente se mueve en el silencio.
Para que las muchachas púberes puedan encontrar
el primer Adán en su pensamiento,
cierra la puerta de la capilla papal,
mantén fuera esas niñas.
Ahí en el andamio está acostado Miguel Angel.
Sin más ruido que el que hacen los ratones
mueve su mano de un lado a otro.
Como una mosca de largas zancas sobre el río
su mente se mueve en el silencio.
el primer Adán en su pensamiento,
cierra la puerta de la capilla papal,
mantén fuera esas niñas.
Ahí en el andamio está acostado Miguel Angel.
Sin más ruido que el que hacen los ratones
mueve su mano de un lado a otro.
Como una mosca de largas zancas sobre el río
su mente se mueve en el silencio.
Alberto Girri
La mosca de patas largas
Esa civilización no va ha naufragar
aunque haya perdido su gran batalla,
tranquilicen al perro, aten al pony
en un poste alejado; nuestro amo
César está en la tienda, con los mapas
desplegados, con sus ojos fijos en nada,
con una mano en su barbilla.
Como una mosca de patas largas en la corriente
su mente se mueve sobre el silencio.
Para que ardan las torres hasta la cima
y los hombres recuerden su rostro,
ve más despacio, si hay que moverse
en este solitario sitio, que ella piensa
-es tres partes niña; mujer, una-
que nadie mira; sus pies zapatean
pasos todos mezclados, de la calle.
Como una mosca de patas largas en la corriente
su mente se mueve sobre el silencio.
Para que las muchachas ya púberes
hallen a su primer Adán en su mente,
cierra la puerta de la capilla papal,
deja a esas niñas afuera, Miguel Ángel
está ahí reclinado en su andamio.
Haciendo el ruido que hace un ratón
sus manos van moviéndose aquí y allá.
Como una mosca de patas largas en la corriente
su mente se mueve sobre el silencio.
Eduardo D´Anna
Osvaldo Picardo: Escritor y profesor de literatura. Dirige la revista La Pecera (www.lapecerarevista.blogspot.com) y la Editorial de la Universidad Nacional de mar del Plata. Su último libro es “Pasiones de la línea” (En Danza, Bs.As.)