En el excelente prólogo del poeta Miguel
Espejo, hay una referencia que él toma acerca del libro que está dicha por la
misma autora: “…presentar una cosmovisión que comienza con el primer día del
mundo en África (arbitraria) y culmina en 2012 (cumplimiento de las profecías
mayas). Es un deseo (ocurrente, arbitrario) de retomar el tiempo perdido, el
que nos perdieron los invasores”.
El glosario del final obedece también a
un lenguaje americano que hemos perdido en parte, que está presente muchas
veces de manera residual.
El segundo poema que abre el libro dice:
Terror
del Puente
conexión
preparada
sobre
el Estrecho estrecho
Oh
Bering
Sus
huellas son las huellas
del
polvo
magamadre
del Secreto
Entrada
Lo
Real Maravilloso
abre
sus no visibles puertas
reino
del desparramo
de la Exhuberancia
Paso
a paso
del
Teksemuyuk
hacia
sí
llega
a su Casa:
paredes
de música
El hecho de pasar por el estrecho es
nacer, es parto, origen del mundo americano.
Es decir, este libro nos va a hacer pasar
por el estrecho de Bering para nacer americanos. Estamos en camino. Es un libro
arduo, su urdimbre es compleja. Una selva de símbolos, un bosque de metáforas.
Hay que entrar y mirar, y sentir y oler. Hay que dejar que la razón intervenga
después, mucho después de haber olido, tocado y saboreado este universo.
Luego viene el maíz.
Luego el mito del hombre
A
primer
vagido
del
silencio primero
Hay
una mujer
un
hombre
oyendo
sus colores
La
han hecho carnadura
en
la piedra
tejido
en
la urdimbre de notas
útero
Una
hija hijo
habrá
de
desobedecer
Escritura
Escritura
hilos a Siempre Jamás
Khipu, cuando ya no esté
hablará de la vida futura
en Su pasado
Este poema (30-31) comienza evocando a
Maiackovsky. La autora nos va introduciendo en su propio universo. Recordemos
el título del libro: Historia de lecturas. En ese universo aparece la escritura
como algo a descifrar cuando ya no esté. Pero la Escritura, así con
mayúscula, es metáfora de otro desciframiento, la vida, el mundo, el poder de
llegar a comprender el sentido, los arcanos, el tiempo con mayúsculas. Y al
decir desciframiento tal vez me equivoco porque no se trata de un lenguaje
alegórico sino metafórico. Es decir, no hay una correspondencia exacta a cada
cosa, sino que hay la captación de una totalidad, de ahí lo mítico. En este
sentido lo simbólico en interpretación de Gadamer y no de Pierce, nos ilumina
el texto. Necesitamos de un hilo de Ariadna para este laberinto. De ahí el
glosario.
Por momentos, hay un lenguaje quebrado, un
lenguaje que se quiebra en la voz de Raquel Rodriguez. Y es que el lenguaje
poético, viene a ser nido mítico y metafórico de la urdimbre conformada por un
lenguaje primordial –que habla por debajo- y un lenguaje de colonización que
habla por arriba, un lenguaje impuesto. La urdimbre de la realidad poética está
conformada por estos dos lenguajes que a su vez son múltiples lenguajes. Es a
través de las grietas, de las hendiduras y de las fisuras por donde la poesía
hace su aparición. Todo lo que acontece, acontece en “el adentro de la enorme
Música” como lo dice en el poema “Danza”. Y entonces, es preciso escuchar. Es
preciso dejar que crezca el silencio para entrar en la danza. En este poema que
acabamos de mencionar, hay a mi modo de ver una clave de lectura. La danza de
los derviches y el entrar en trance es “Imago” del lector de poesía ideal. Es
necesario entrar en trance, danzar, dejar que la poesía hable en nosotros. Dice
en el mismo poema:
Elevación
a lo inaccesible a la razón
Los
pies dejan pasar por debajo
las
almas de las cosas
su
silencio
prende
el soplido invocación del Fulgor
En
los espasmos giratorios espiralados
las
llamas Lo presentarán consumidor
hasta
que en la nada de lo congregado
refulgente
fulguroso
Lo
exponga
El poema comienza con la palabra “trance”
y termina con la palabra “arrobamiento”. Estamos ante el lenguaje
místico-poético que es – a mi modo de ver- el lenguaje que más le conviene a la
poesía. Pero estamos lejos del arrobamiento y del trance alienante y alienador.
No, aquí estamos entrando en la “enorme Música”, es decir en el alma del mundo
o de la tierra y eso es lo real. Para decirlo con Mircea Eliade, el sentimiento
del hombre de las primeras comunidades humanas, ve este “acercamiento al
centro” ese centro que es el tocar el punto mítico primordial como lo más
auténtico, lo más real. Lo sagrado aquí, es lo más cercano y lo más profundo.
Por eso, no es alienante y como el mismo libro lo va mostrar, este éxtasis, este arrobamiento, no
esquiva lo político, ni lo social, ni el dolor, ni la muerte como tampoco el
amor.
Por eso el planteamiento cosmogónico va
haciéndose historia y se va haciendo ya desde los títulos. Pensemos por ejemplo
en “docedeoctubre”. Aquí el lenguaje es memoria y denuncia:
Lascivos
de violencia
arrancarán
los
vestidos a las selvas
sus
pulseras
de
lagartijas
sus
collares corales
de
víboras.
La
tala
dejará
a los montes
sin
sus verdes almas
de
Aluxes. (hijos de un dios maya)
Vaciarán
los
preciosos
ovarios
de
las cordilleras…
…
en
sus estandartes:
“Viva
la muerte”.
En esta parte que se abre con el poema
docedeoctubre, aparece la cosmogonía americana y su historia con mayor
presencia. Y aparece mezclada en toda su variedad: Moctezuma con Atahualpa, los
dioses mayas y Artaud, Iglesia e inquisición. Este acontecer no es una
desprolijidad de la autora sino que obedece a una “cosmovisión” en el sentido
de una Weltanschauung.
Es cosmovisión personal donde la unidad está dada por
el lenguaje poético. El todo del poema y aquí cabe preguntarnos si hablamos de
un poema o de varios poemas, pero decía, el todo de un poema es el que confiere
la unidad y el sentido. La belleza.
Si bien la cosmogonía propuesta
por Raquel Rodriguez, no abreva únicamente en el mundo americano, podríamos
decir que lo americano es su columna vertebral. Hay un “poetizar situado” por
tomar aquel concepto de Rodolfo Kusch, ese pensar desde América. El filósofo
argentino, contraponía el “estar” al “ser”, al dasein de Heidegger, fundando de
esta manera un pensar situado, un pensar en la perspectiva del estar que luego
iba a devenir en la categoría del “estar siendo”. En este sentido creo que hay
un poetizar situado. Una poesía que se dispara, surge, nace, revienta o florece
desde un contacto con la tierra. Es decir, la razón es lo que queda para un
segundo momento. El momento primero está dado por el estar. De allí, dice Kusch
que lo americano se aparece como lo contrapuesto al orden y la pulcritud, es
decir hedor y mugre, caos y desorden. Lo occidental representa la ciudad, el
orden, la razón. Pero estas dos categorías que Kusch separa, aparecen en la
realidad mezcladas, aparecen fagocitándose la una a la otra. Lenguaje del
colonizado y lenguaje del colonizador. El poema/los poemas de Raquel, acontecen
a partir de las fisuras, las grietas que dejan este agónico proceso del ser con
el estar.
En esta cosmovisión subyacen las
lecturas personales, las vivencias personales. Son huellas, vestigios que
anidan en el poema. El poema no necesita ser descifrado y sin embargo podemos a
veces encontrar un horizonte semántico detrás de algunos versos. Es decir, las
lecturas de Raquel que hoy se han vuelto paisaje del poema y que por momentos aparecen
como dejando entrever el atrás del poema, la cocina del poema. En “ComúnEros”
por ejemplo, la mención homenaje al libro de Galeano Las venas abiertas de
América Latina. Adivinar o encontrar esos vestigios ilumina más pero no es
imprescindible para la vivencia, para el encuentro con el poema y la poesía.
Entre la cosmovisión personal de la poeta
y la cosmovisión subyacente al mundo, ese “ethos cultural latinoamericano”,
está la historia. Así, nombres propios, lugares y situaciones como también
conceptos políticos y filosóficos transitan por el libro, se pierden en el
poema y brillan ante nuestro encuentro.
La lucha de clases es uno de los
conceptos que se hace visible en la urdimbre del poema. Lucha que viene a
continuación de esa lucha entre el ser y el estar kuschiano, entre un pensar
situado y un pensar foráneo que el poema-libro viene planteando desde los
comienzos.
Les confieso que dudo por momentos, de no
haberme perdido en este laberinto cosmogónico. Dudo y temo de estar aplicando
continuidades y discontinuidades que solamente a mi me parecen correspondientes al poema. Releo
el poema “Des cambalache” y encuentro a Marx mezclado con Hesíodo el padre de
las teogonías (700 a
de C aprox.)
Marx
sabio
padre
de
los trabajos y los días
mete
su cuchara
Hesíodo
con
la simpleza
del
canto de un árbol
pleno
de pájaros
Así
parado
árbol
sobre
la montaña
tomos
volumen
de
montaña
filosofía
Me quedo más tranquilo. Pero aparece
Freud, Einstein y la huelga de mujeres que termina con ese quemadero que dio
fecha de origen a la lucha de la mujer. Entramos me parece en pleno vértigo del
mundo en su abismo, en su grieta más grieta y es momento de lucha y barricada.
Y aparece Córdoba con el barrio Clínicas. Aparece Sacco y Vanzetti. Vallejo y
su virgen de los Sicarios. Aparecen entonces las lecturas, la historia. Los
personajes políticos: Perón, Evita, Stalin, Truman, Busch, Mao, Fidel, Camilo
Torres.
¿Pero entonces el libro es una gran
bolsa? ¿Un recipiente donde la desordenada historia se vuelca? No, el libro es
poesía y como tal agarra todo ese material para hacer exactamente eso: poesía.
¿Y qué es poesía? Dejo la pregunta a la consideración del lector. Tal vez la
poesía sea pregunta que deja cosas madurando adentro.
Volvamos a la selva, al laberinto, a
deslumbrarnos con la belleza de sus símbolos.
Suvenires 213
Poema que me permito leer completo:
Ninguna implicancia tenía morir
morir no era una maldición
maldición era el mundo burgués morir
morir lo que decían que era
era un regalarse un suvenir hasta vernos
vernos morir era un servicio más
más un libro con dedicatoria mojada de
libido
libido con la que Otros regalaron una
rosa ensangrentada
ensangrentada la rosa regalo porque sí
sí porque el agua es de todos
todos somos del aire del árbol de la
nodriza Abundancia
abundancia porque es otoño
otoño que es don beberse la mañana con la
boca
boca de los pulmones plenitud
plenitud porque seguirá “sonando la hora
de los tiros”
tiros mientras haya mazmorras huesos
rotos
rotos pueblos con el hambre clavado en el
estómago
estómago fuera del festín
El poema es claro y brillante. La
articulación del final del verso con el comienzo del verso siguiente en la
utilización de la misma palabra, le da una sensación de efecto dominó o de bola
de nieve que arranca parte del pasado para generar futuro. Yo en ese recurso no
veo otra cosa que aquel dinamismo de la lucha en los 60 y 70 que se fue
esparciendo en todo el territorio americano. Los pueblos rotos que comenzaron a
andar, a luchar y a hacer frente a la opresión que desde tiempos coloniales
estaban sometidos.
Siguen poemas que se enraízan en nuestra
propia historia. Trelew, las tres A y “El Cuqui”, poema central del libro. Luego,
los duros años de la
Dictadura, Los campos, las madres. Los 30001 desaparecidos. Y
el libro sigue hasta terminar con un manifiesto. Hasta aquí, me siento un cronista
de un mundo poético sumamente original.
Hay numerosas maneras de entrar en este
libro originalísimo. Por comentar algunas: seguir los epígrafes y dedicatorias;
otra, tomar los lugares y los acontecimientos históricos, los cronotopos
literarios; otra, los juegos de lenguaje; etc.
Decíamos al comienzo que estábamos ante
un universo, una cosmovisión. En esta crónica de mi viaje por el libro, crónica
seguramente imprecisa, siento que tengo ganas de volver. Es decir, el sabor del
viaje se me ha quedado pegado al paladar y siento deseos de volver a este
universo-libro, a esta cosmovisión poética y meterme en su urdimbre de palabras
y hechos. Estamos ante un libro que es muchos libros. Estamos ante un poema que
son muchos poemas.
Personalmente quisiera volver a alguno de
ellos y enredarme en esa lucha. Porque en estos poemas hay conciencia de lucha
y conciencia de opresión.
Quiero citar aquí un texto que
seguramente leyeron muchos de los protagonistas anónimos y conocidos de esta
cosmovisión:
“Hay que decirlo: creemos que el esfuerzo
colosal al que son instados los pueblos subdesarrollados por sus dirigentes no
dará los resultados previstos. Si las condiciones de trabajo no se modifican,
pasarán siglos para humanizar ese mundo animalizado por las fuerzas imperialistas”
(Los condenados de la tierra de Frantz Fanon)
Esta cosmovisión poética es un bello
testimonio de la lucha de una América Latina que desde sus comienzos hasta hoy,
desde la colonización hasta el imperio del capital, busca su humanización plena,
frente a la animalización a la que es sometida. Tal vez la poesía, sea un
camino para acercarnos a un mundo más humano.
Leandro Calle
2012 último día de abril.
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