viernes, 9 de agosto de 2013

DE ORBE NOVO - de Pedro Mártir de Anglería


Télam, por Gustavo Bernstein.

Traducida por primera vez al español, se publica la edición original del manuscrito “De Orbe Novo”, que el humanista italiano y consejero de la corona española Pedro Mártir de Anglería diera a imprenta en 1511; obra que es considerada la primera narración construida a partir de los relatos de Cristóbal Colón a la corte castellana sobre el “Nuevo Mundo” y que, dada la serie de disputas y plagios que promovió, constituye uno de los episodios más polémicos de la historia del libro renacentista.

“En rigor, el manuscrito se publicó originalmente en dialecto véneto en 1504 con notorios errores de traducción, pero su original en latín no se publicó hasta 1511, en Sevilla: esa, que fue realmente la edición ‘princeps’ del libro, que fue descubierta recién en 1892 por Guglielmo Berchet, en la biblioteca del reverendo Walter Sneyd en Newcastle, Inglaterra”, manifestó a Télam el académico Stelio Cro, a cargo de la traducción y edición crítica del volumen.

“Ocurre que los críticos erróneamente la desecharon –aclaró‑ porque malinterpretaron las invectivas que formuló el autor contra los plagios italianos de 1504 y 1507, rubricados por un tal Fracanzio da Montalbboddo, quien asignaba el descubrimiento del nuevo continente a Américo Vespucio”.

Según Cro, la suma de textos espurios surgidos del de Pedro Mártir, no fueron producto de la casualidad sino parte también de los “vastos ardides” y “acciones orquestadas” para menoscabar los derechos de Colón y sus herederos, especificados en las Capitulaciones de Santa Fe.

“No en vano –señaló‑ en 1507, el monje Waldseemuller imprimió también el célebre mapa de América que consagró el nombre del navegante florentino como bautismo del continente americano, eclipsando la gloria de Colón”.

Publicado por Alción Editora, la importancia de este manuscrito se debe no sólo a su condición de curiosidad histórica o de texto controvertido, sino a que constituye uno de los documentos más importantes para esclarecer la paternidad colombina del descubrimiento del “Nuevo Mundo”.

Asimismo, se trata de la única fuente de primera mano que existe sobre el periplo del Almirante genovés, a quien Pedro Mártir trató con frecuencia; si bien no es menos cierto que, aunque los diarios originales de Colón sobre sus cuatro viajes se perdieron, la difundida copia de su “Diario de a bordo” se conoció gracias al padre Bartolomé de las Casas, quien lo transcribió e incluyó en su “Historia de las Indias”.

Al respecto, apuntó el traductor que “es interesante observar como Las Casas, al evaluar la paternidad de Colón y disputar las pretensiones de Vespucio, cita como fuente precisamente la obra de Pedro Mártir”, y también evaluar ahora, a la luz de estos documentos, “el impacto que tendrán sobre el papel que Vespucio y sus cómplices jugaron en el drama judicial que padeció Colón hasta su muerte, acaecida en Valladolid en 1506”.

El enjundioso estudio preliminar de Cro, académico del King College de Tennesse (Estados Unidos) y especialista en temáticas hispanoamericanas, ahonda, como resulta previsible, en el hallazgo de la “princeps” y la serie de disputas con los textos plagiarios, pero no descuida otros dos datos claves: el análisis del texto como parte de un linaje literario tributario del humanismo castellano del siglo XV y la vinculación de éste con la cosmovisión y el agitado periplo vital del autor.

Nacido en Arona, Milán, en 1457, Pedro Mártir de Anglería fue enviado por su protector, el cardenal Ascanio Sforza, a Roma, donde impresionó a varios referentes de la curia por su formación intelectual. Allí conoció a don Iñigo López de Mendoza, conde de Tendilla, embajador de España ante el Papa, quien le invitó a seguirle a la península ibérica.

Llegó en 1484, cuando los Reyes Católicos se empeñaban en guerrear contra el poderío musulmán, y se alistó como caballero en la toma de Granada. La reina Isabel lo nombró luego consejero y diplomático de la corte, función que alternó con la de maestro de latín y humanidades de los jóvenes hidalgos castellanos.‑ Como consejero real fue consultado para evaluar el plan colombino y las Capitulaciones de Santa Fé, motivo por el cual tuvo la oportunidad de tratar a menudo con Colón, sus hermanos Bartolomé y Diego, los hermanos Pinzón y muchos otros miembros de la primera expedición.

“De ahí que recibiera las noticias de primera mano, las que a su vez comunicaría epistolarmente a sus amigos humanistas y prelados de Italia y a los dos papas, Julio II y León X, interesados sobre lo que ocurría en España con respecto al ‘Nuevo Mundo’; esas cartas formarían el corpus inicial del libro, que tendría su primer borrador en 1501”, indicó Cro.

En esa fecha, Pedro Mártir es enviado en dos misiones diplomáticas: una hacia Alejandría, ante el sultán de Egipto, para procurar evitar un enfrentamiento mayor con el Islam y la otra a la República de Venecia, con el fin de convencer al “doge” de abandonar a su aliado francés en vísperas del inminente enfrentamiento franco‑español por el dominio del Reino de Nápoles.

Nombrado cronista oficial y Consejero de Indias con la asunción de Carlos I, este primer historiador de la empresa colombina, muerto en Granada en 1526, supo no olvidar a su primigenio protector, el cardenal Sforza, a quien comienza dedicándole el primer capítulo de su libro para continuar con el siguiente párrafo:



“Para que sepas más ampliamente todo desde el principio del mismo acontecimiento, hay que comenzar desde cuando Cristóbal Colón, un genovés, expuso su plan a los reyes y los convenció de que él hallaría las islas que lindan con la India yendo desde nuestro occidente, si le ofrecían los barcos y los medios necesarios para la navegación, gracias a los cuales podría difundirse la religión cristiana y se obtendría fácilmente una cantidad insospechada de perlas, especias y oro”. (Télam).‑