martes, 26 de agosto de 2014

La poesía del movimiento por Laura García del Castaño. Palabras sobre "Tai Chi" de Jorge Carranza

La poesía del movimiento por Laura García del Castaño

Entre los clásicos del Tai Chi hay un anónimo: “La canción de las trece posturas”:
“Mantén las trece posturas
no las olvides
Cuando desees moverte
empieza desde la cintura.
Se sensible a los cambios
al más ligero cambio
de lo lleno a lo vacío…”

“En el abrazo de la quietud
yace el movimiento
Y dentro del movimiento
la quietud se oculta.
Busca por tanto
la quietud en el movimiento.
Si puedes encontrarla
los tres tesoros serán tuyos…”

El libro de Jorge Carranza comienza con una evocación al niño que fue. Este niño viene a buscarlo desde el futuro, como si el vivir fuese un reencuentro con el nacimiento, un ir hacia el inicio, un círculo, cuyo relleno contendría lo dulce y lo amargo, la luna interior y la exterior, el sueño y lo poderoso, el ying y el yang, en continua mezcla y empuje. (movimiento del Tai Chi, ir con un todo en equilibrio).

De esta manera el libro se asentaría siempre sobre dos extremos, ni consecutivos ni lineales, sino cíclicos, opuestos que interactúan, lo lejano está cerca, el afuera es adentro, dureza y suavidad, camino de ida y de vuelta, arriba y abajo, el ying y el yang, uno dentro del otro, ninguno sin el otro; y de pie en este círculo, el poeta en equilibrio, el Tai Chi, la meditación del movimiento o mejor dicho “la poesía del movimiento

Cheng Man Ching, maestro chino de Taichi del siglo veinte dijo “invertir en la pérdida. Esto significa estar dispuesto a perder el equilibrio con el fin de encontrarlo”.
Dice otro poema anónimo del Tai Chi:
“Mis movimientos me van desarmando
tal como un viejo guerrero
que se va sacando la armadura
porque ha renunciado a la guerra.”

“Mi danza es muy suave y lenta
porque la hago a la orilla del abismo
que es la ausencia de paz.
Se desplaza por el espacio como un suave viento
y a medida que avanza va inaugurando espejos
en uno se refleja el niño que fue
en otro aparecen resucitados sus sueños muertos
otros muestran el fuego que le da vida a su pecho
y la tierra que será cuando el tiempo se le clausure
Se desplaza por el espacio como un suave viento
y su cuerpo le da vida a espejos donde aparece
lo que fue lo que es y lo que será”

Cada poema de Jorge Carranza es transparente como una hoja de calcar en la que debajo se aprecia un guerrero silencioso y sentimental, que como en el Tai Chi, va sacando su armadura, porque ha renunciado a la guerra.

Un guerrero que se equilibra en el desequilibrio, un guerrero del espacio y del detalle, obsesionado con el tiempo y el silencio.  

Cito del libro: “caminar sobre hielo quebradizo, hay que moverse solo lo necesario”

Jorge no sentencia, ni es inapelable, usa el presente sólo en función de lo que fue y lo que vendrá, no pone cosas por encima de otras o en contraposición, sino que todo esta en continua fusión, en los “movimientos sagrados de una danza milenaria”

En el poema cero a la izquierda dice: “La vida pasa como un vientito y roza al poeta”.

El poeta es un paciente observador del delicado proceso de las cosas y de él mismo, que trasmutará de observador a reflejo de la naturaleza.

(Y en este contexto hay una empatía con la poesía China, hombre y naturaleza unidos)
Shchtski escribe en la teoría del libro de los cambios “la vida interior lo que ha de venir, lo que esta siendo creado y el mundo exterior, lo que está desapareciendo, disolviéndose”

A medida que el mundo exterior del libro se disfuma, pierde consistencia y valor, el mundo interior del poeta que es el mundo interior del hombre empieza a develarse, se despeja, se acerca y en ese trabajo el poeta también se desapercibe materialmente y se ve incluso en algunos poemas desde afuera, en una visión omnisciente

Cito del libro: “Un pedazo de mi/se terminó de ir el otro día/se fue yendo de a poco/sin esfuerzo/ delicadamente/se desprendió como lo hicieron los continentes/y ahora hay un mar entre ellos/ Ya es una isla que flota/allí al frente/y se sigue alejando”

Salvo algunos poemas como “A la canasta”, “La caja del camión”, “Suelo sagrado”, “Remera”, los poemas del libro poseen una ausencia de objetos y esta devaluación de la materia le otorga al libro una suspensión, una gravedad, una flotación, incluso es casi nula la presencia de los sentidos del olfato, el gusto y el tacto, sentidos primordiales de la comprobación física del mundo, en contraposición, hay un predominio del sentido de la vista y el oído, pero, lo que mira y escucha el poeta no es estático por consiguiente no es seguro, está siempre inclemente, está siempre rotando como las estaciones y los fenómenos climáticos, y como estos encarnan en el poeta, él mismo es un tránsito de estados, y en consecuencia este continuo tránsito amenazante está teñido de melancolía.

Otra particularidad es la ausencia de colores. Sólo utiliza el blanco, el negro y el amarillo. El blanco y negro como unidad del ying y el yang y el amarillo como generador del ying y el yang y centro de todos los colores, todo simbología del Tai Chí.

En los 53 poemas, además se va dando un proceso, cambios sutiles, fases (para decirlo correctamente), estas son: brotar, florecer, madurar, marchitar, inactivo, brotar, florecer, madurar, marchitar, inactivo. Nacer y retornar con uno mismo con su patria con su casa. Una postura en movimiento en busca de equilibrio.
Todos sabemos que la metáfora es una comparación o una sustitución de elementos que son lejanos en apariencia pero cercanos en experiencia. El poeta utiliza el agua, lo irán descubriendo a lo largo del libro, pero el agua en sus diferentes estados. Tendrá la verticalidad de la lluvia que es la verticalidad del miedo. 

Tendrá la horizontalidad del río que es la horizontalidad del tiempo y su arrastre. El hielo como la dureza de la maquinaria mental. La laguna como el interior del poeta, la nube como la vida en continua mutación y amenaza. Y luego habrá otros elementos. La luna como mediadora y luz espiritual. El invierno como letargo unida a la noche como suspensión de luz y seguridad. El sueño será agua también, por eso el hablará siempre en términos de inmersión. El sueño es agua a riesgo de evaporarse.

El silencio está siempre al centro, es la casa y la patria, el poeta es un buscador incansable del silencio. El poeta es el que se domina, el poeta es el equilibrio en sus poemas.

Cito del libro: “ a veces el corazón amanece con nube, pasan días y la nube permanece, no se va, ya vendrá el viento bueno, el que despeja y limpia y arrima siempre tiempos mejores”… “Este río en el que vamos pone y saca lleva y trae a su antojo. Hoy arrimó a esta pobreza lluvia y brisa”
Aquí sería “Cuando la naturaleza habla y actúa

La naturaleza decide sobre el poeta, lo invade y el se entrega, para ser curado, custodiado o simplemente transformado en total consentimiento y aceptación.

Y aún cuando hable desde cierta pesadumbre, lo hace de un modo indulgente y cálido. Incluso utiliza mucho los diminutivos, que es un poco el pudor a la dureza de ciertas palabras, como si quisiera aliviar su impacto, acariciar su sentido.

En lo personal no utilizaría el término sencillísimo ni llano para calificar la poesía de nadie mucho menos la de Jorge Carranza. Eso que algunos llaman simple, es la labor compleja de conversión. Trasladar una visión trascendental a lenguaje cercano, cotidiano y afín. Hablamos de nitidez, asimilación de hoja de calcar, como un ilusionista que utiliza una moneda para un truco de magia. Lo domestico en función de habilidad subjetiva. La alianza de lo cotidiano y lo subjetivo. La alianza de la naturaleza y lo cotidiano. La alianza del silencio y lo confesional.

El poeta será en este libro un tránsito de estados
El silencio será con él inseparable

El universo se da entero a cada instante.
El pasado se monta y se desmonta como la carpa de un circo
El poeta es un hornero dándole forma al caos
Una paloma sobre un cable inestable

Heterónimos a fuerza de unirse o diluirse
Luchadores de sumo, manada y desolación
En el último poema, el único estático del libro, el poeta percibe al fondo de la laguna un tren.

El agua que ha sido el denominador, el cauce, el río, la nube, la lluvia, el mar, aquí es una laguna, aquí hay percepción del fondo, transparencia, el fondo del poeta, la lucidez última donde se reúne con el niño que fue. Dos orillas que eran la misma orilla pero que solo se ha sabido al final, como dice Hugo Mujica, en el epígrafe que cierra el Tai Chi.


miércoles, 6 de agosto de 2014

Pequeñas piezas desoladas, Guillermo Heras




“Me encanta que los animales hablen y además sean más racionales que esta extraña humanidad desalmada”

Entrevista a Guillermo Heras

Guillermo Heras presenta su libro “Pequeñas Piezas desoladas” editado por Ediciones DocumentA/Escénicas y Alción editora. El libro reúne quince obras breves que dan un cierto panorama, “al modo de las piezas paisaje que propone Gertrude Stein.
Por Gabriela Halac
 guillermo_heras_pequeñas_piezas_desoladas_ediciones_documenta_aescenicas_-alcion_editora_julio_2014

Decidiste reunir tus piezas breves en “Pequeñas piezas desoladas“. ¿Qué particularidad encontrás en ese tipo de escritura y cómo se vincula con tus obras anteriores?
Todo parte de mi idea de que soy más un director de escena que escribe que al contrario. Desde ese punto de vista llevo tiempo defendiendo la idea de que lo fundamental de una puesta es la relación del TIEMPO Y EL ESPACIO CON EL MATERIAL REFERENCIAL CON EL QUE TRABAJES SEA ESTE UN TEXTO ABIERTO O CERRADO. Así, incluso en mi obras de más duración suelen decirme que son “obras cortas“. Claro esto referido al estándar europeo de piezas de una duración entre hora y media y dos horas. Por otra parte desde hace años nuestra Asociación de Autores de Teatro fomenta diferentes actividades de escrituras breves para realizar maratones entre sus asociados y eso me parece muy interesante como reto… así que empecé a escribir estas obras muy breves que al final podrían juntarse para dar una cierto panorama, al modo de las “piezas paisaje” de Gertrude Stein de las que tanto habla Lehmann. Por otra parte el hecho de que muchas de ellas partan de un encargo es algo que también me resulta interesante ya que a mi no me suelen acompañar las musas, sino el trabajo continuo y pertinaz.
En casi todas las obras del libro hay animales como protagonistas o la animalidad como concepto ¿Qué te provoca el vínculo entre la animalidad y el teatro?
Me parece que ya las artes escénicas, ya sean teatro, danza, performance… son en sí mismas prácticas totalmente animales. Para una sociedad cada vez más virtual, una representación en vivo se vuelve algo “casi ” obsceno y ahí los animales tienen mucho que decir….puede que sea algo del subconsciente, pero me encanta que los animales hablen y además sean más racionales que esta extraña humanidad desalmada que nos toca vivir.
En tu pensamiento como teatrista, te hemos escuchado reiteradas veces pensar una escritura para la escena. Como autor cuyos textos alcanzan a ser publicados y por lo tanto llegan a circular fuera del teatro, ¿qué reflexión tenés sobre el texto y la escena y sus respectivas autonomías?
Cuando un director o un grupo me piden para montar un texto escrito por mí les suelo decir: “Consideradme un autor muerto“, en el sentido de que pueden operar sobre el texto con extrema libertad. Acertarán o no, pero eso es algo que es autónomo y en mi pensamiento es muy importante diferenciar literatura dramática de escritura escénica, aunque cuando ambas se unen en una metáfora común es cuando creo que asistimos a un gran hecho escénico vivo. La publicación de los textos, su memoria es una cuestión fundamental y la labor que hacen las editoriales que apuestan por publicar textos teatrales me parecen ejemplares. A partir de ahí alguien puede leer el texto en otro lugar muy diferentes del que se escribió la obra y de ahí su puesta en escena se convertirá en una aventura específica a partir de ese texto.
En todas tus obras dialogas con la disciplina teatral, ¿cuáles son los temas que te parecen hoy importantes discutir en el campo del teatro?
Para mi todos los temas en el teatro me paren importantes. Creo que el discurso de las temáticas de LO POLITICO hay que replantearlas radicalmente y mas de cara a un futuro con tantas trasformaciones a la vista. Como autor o director no me gusta ser temático pero, es cierto que como se ha señalado en algunos estudios sobre mis obras, suele haber bastantes referencias a la metateatralidad, es decir a muchas referencias a la escenificación de la propia teatralidad. Haber sido actor o interesarme tanto la escenografía y la iluminación puede que me lleve a incluir muchas referencias de nuestro oficio en mis textos teatrales.
Quizás por que mi vida privada es muy aburrida, por mucho que viaje tanto y vaya a tantos países diferentes. En realidad mis imaginarios están marcados por la metacultura: el cine, la novela, los ensayos….y por supuesto el propio teatro. Mis mayores emociones han sido al ver espectáculos, leer libros o contemplar películas….y puede que en la escritura y en la práctica teatral sublime todos mis deseos, frustraciones y fantasías… de ahí que no haya tenido que ir nunca al psicoanalista.
Autor: Guillermo Heras
Título: “Pequeñas piezas desoladas”
Colección Limbo: Ediciones DocumentA/Escénicas - Alción