domingo, 30 de octubre de 2011

Trabajar cansa/Vendrá la muerte y tendrá tus ojos - Cesare Pavese


Trabajar cansa
Atravesar la calle para escapar de casa
lo hace sólo un muchacho, pero este hombre que anda
todo el día por las calles, ya no es un muchacho
y no escapa de casa.

Hay en el verano
tardes en que hasta las plazas se vacían, tendidas
bajo el sol que va a caer, y este hombre que llega
por una avenida de inútiles plantas, se detiene.
¿De qué vale estar sólo, si es cada vez más solo?
Solamente de andarlas, las plazas y las calles
están vacías.Hay que parar a una mujer
y hablarle y decidirla a vivir juntos.
Y si no, se habla sólo. Es por eso que a veces
hay un ebrio nocturno que comienza diálogos
y narra los proyectos de toda su vida.

No es por cierto esperando en la plaza desierta
que se encuentra a alguien con alguno, pero quien pasea calles
se para cada tanto. Si fuesen de a dos,
aún paseando en la calle, la casa estaría
donde está esa mujer, y valdría la pena.
La plaza por la noche vuelve a estar desierta
y este hombre, que pasa, no ve ya las casas
entre luces inútiles, no alza más los ojos:
sólo ve el empedrado, que otros hombres han hecho
con las manos curtidas, como lo son las suyas.
No es justo quedarse en la plaza desierta.
Seguro que andará en la calle esa mujer
que querrá, de rogarle, echar manoa la casa.
 Traducción: Rodolfo Alonso